Cruzando fronteras con esperanza: cómo adaptarte a otro país y cuidar tu bienestar y salud emocional
Hoy en día, más de 250 millones de personas viven fuera del país donde nacieron. Para el 2023, en Estados Unidos había más de 65 millones de personas de origen hispano, de las cuales casi 38 millones eran de origen mexicano.
¿Qué es inmigrar?
Inmigrar es llegar a vivir a un país diferente al que naciste. Es cuando dejas tu tierra para empezar una nueva vida en otro lugar, como Estados Unidos. Este cambio trae muchos desafíos. El choque cultural y el reto de adaptarse a una nueva forma de vida pueden generar sentimientos de desconexión, estrés e incertidumbre, lo cual afecta la salud emocional.
Cuando llegas a vivir a otro país no solo cambias de casa o de escuela, también cambias el idioma, las costumbres, las comidas, la forma en que se saluda a las personas.. incluso cómo se demuestra afecto o cómo se celebra una fiesta. Todo eso puede hacer que te sientas perdido y afecta cómo te sientes contigo mismo, con los demás, y hasta con la vida.
Pero no estás solo. Mucha gente ha pasado por lo mismo, y aunque no es fácil, sí se puede salir adelante. Aquí te contamos cómo cuidar tu salud mental y encontrar esperanza mientras te vas adaptando a tu nueva vida.
¿Por qué me siento raro o fuera de lugar?
Imagina que toda tu vida has hablado un idioma, estás acostumbrado a un tipo de comida, celebras ciertas fiestas… y de pronto todo eso cambia.. Es normal que al principio te sientas desconectado, con miedo o hasta frustrado. A veces uno extraña tanto su país, su gente o sus costumbres que duele. Y ese dolor, si no se habla, puede crecer por dentro. Por eso es importante reconocer lo que sientes. Hablar con alguien de confianza puede ayudarte muchísimo.
¿Se puede vivir entre dos culturas sin perder quién soy?
¡Claro que sí! Aprender cosas nuevas no significa dejar atrás de dónde vienes. Puedes seguir celebrando tus tradiciones, hablando tu idioma en casa, cocinando lo que te gusta… y al mismo tiempo, aprender lo bonito del nuevo país. Lo importante es que no te pierdas a ti mismo en el intento. Encontrar un equilibrio entre tu cultura de origen y la nueva cultura es como bailar un nuevo ritmo: al principio cuesta, pero con práctica y paciencia, se puede disfrutar.
Cómo cuidar tu mente y tu corazón en este cambio
Aquí te dejamos algunas ideas que pueden ayudarte a sentirte mejor durante este proceso:
Busca redes de apoyo. Mantente en contacto con tu familia y amigos del país donde naciste. También puedes conocer gente nueva con una historia parecida a la tuya, en grupos culturales, iglesias o comunidades de apoyo. Hablar con otros que entienden lo que vives puede darte mucha fuerza.
Acepta con orgullo quién eres y de dónde vienes. No tengas miedo de hablar tu idioma, cocinar lo que te gusta, contar tus historias o bailar tu música. Lo que te hace diferente también te hace especial.
Reconoce cuando necesitas ayuda profesional. Si te sientes muy triste, sin ganas de hacer nada o si tienes pensamientos oscuros, habla con alguien. Existen líneas de ayuda en caso de crisis, recursos y personas listas para escucharte sin juzgarte. No estás solo.
¿Y si veo a alguien más que está triste o perdido?
Tal vez tienes un amigo, primo o vecino que también está luchando con el cambio. Escúchalo con cariño. A veces, solo con estar presente y decir “te entiendo” se puede hacer una gran diferencia. Evita decir cosas como “deberías estar agradecido” o “ya supéralo”, mejor pregúntale cómo se siente y si quiere hablar. Si ves que no es suficiente y necesita más ayuda, anímalo a buscarla.
Un nuevo comienzo en un nuevo país
Adaptarse a una nueva vida no significa borrar tu historia, sino comenzar un nuevo capítulo llevando contigo todo lo que te ha hecho ser quien eres hoy. Cada paso que das, por pequeño que sea, es una señal de tu valentía. Recuerda que no estás solo: hay personas dispuestas a escucharte, acompañarte y tenderte la mano. Con amor, paciencia y apoyo, puedes sentirte parte de este nuevo lugar sin dejar de ser tú mismo. Y si un día te cuesta, no te preocupes: siempre habrá alguien que camine contigo.